Cuando de Cuba se trata: ¿Opinar o calumniar?

Rebelión
Cuando se escriba la historia del periodismo en América Latina, se encontrará que éste ha sufrido la mediatización del imperio yanki y el colonialismo interno de nuestros propios países. La libertad de prensa ha estado afectada por esos factores, y a ellos se ha sumado el concepto empresarial y comercial de los órganos de prensa. Con estas armas es que funciona el mecanismo de desinformación del amo exterior y los traidores locales; posee una orientación execrable de tratar de arrebatar el alma latinoamericana. Para ello usan la mentira reiterada, sistemática y cotidiana.
Se trata del engaño organizado para vender la imagen de un sistema cruel, genocida, y de políticos obedientes a la orden del exterior del gran dueño (como la sumisión de los presidentes de Uruguay y El Salvador al presidente de Estados Unidos en la pasada Cumbre Iberoamericana en Monterrey, México), presentada a colores, en monólogo ampliado, mediante tecnologías de punta en todos y cada uno de los medios. El colonialismo informativo que durante años se venía padeciendo, ahora, por esa concentración de la propiedad de los medios y el control de las tecnologías, se acomoda ventajosamente a un renacido colonialismo económico y militar. A ella pertenece la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP); un club de los dueños de los principales diarios de nuestro continente, cómplice del más extraordinario alud de campañas mentirosas contra todos los procesos políticos contrarios al imperialismo estadounidense. La SIP fue secuestrada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en 1950, un engendro del macartismo y la Guerra Fría; como tal demuestra su esencia antidemocrática al hacer declaraciones que incluyen a los periodistas asalariados que trabajan en sus diarios, sin preguntarles jamás lo que opinan, sin reconocer nunca que son solo negocios lucrativos con la misión de imponer la censura permanente que les permite el poder económico.
Una muestra de esas campañas embusteras contra los procesos políticos antiimperialistas es el caso del periódico La Nación, principal medio comercial de Costa Rica, miembro también de la SIP. En este se ejerce un periodismo reaccionario - en sus editoriales y páginas de 'opinión'- hacia los movimientos políticos latinoamericanos que se oponen a los intereses estadounidenses. Se trata de un periodismo barato o periodismo basura, que al igual que la comida chatarra o rápida no alimenta, sino envenena y mata; derrocha ponzoña secuestrando la verdad. No entiende la información como un bien social, sino como una mercancía; no busca mantener la objetividad informativa y el respeto a la verdad. Ha hecho del periodismo un negocio, una publicidad comercial, al servicio de los intereses de los ricos y poderosos de este mundo. La actitud de editores y directores de este medio ha estado orientada a ignorar ciertos temas, no por el miedo a una denuncia sino al temor a la opinión pública. De ahí que las ideas no oficiales, puedan verse marginadas y los hechos desagradables silenciarse sin necesidad de prohibición oficial alguna.
En ese medio se facilita espacios para la publicación de algunos "escritores" que -al igual que la publicidad- mienten y calumnian para vender. No son honestos en lo que dicen y no tienen el más mínimo respeto, ni por la historia ni por los lectores. No es posible encontrar un tratamiento responsable de la noticia y una opinión fundada en criterios y/o razones. Esto sucede, especialmente cuando se trata de hablar de la Revolución Cubana, tema con el que varios han hecho "carrera política" en América Latina, Estados Unidos y Europa, no pocos han amasado dólares viviendo cómodamente con discursos cacofónicos y otros han ascendido a la categoría de "académicos" y de "intelectuales". No tiene otra cosa qué decir, que no sea difamar y calumniar a la Revolución Cubana y a su Presidente. Han hecho de esto una forma de vida; un negocio. Viven de la mentira y los agravios.
Vale señalar que, compartimos el criterio de que los medios deben contribuir a la creación de opinión; pero una cosa es generar opinión y otra muy distinta es utilizar la "opinión" para mentir (tergiversar los hechos), insultar y difamar. ¿Es esta la libertad de prensa que pregonan las democracias de algunos países capitalistas?
Queremos ilustrar lo que venimos diciendo, con un artículo publicado en este diario (04/01/04), en el que específicamente se alude a la Revolución Cubana y a su Jefe de Estado el Dr. Fidel Castro Ruz.
El autor es nada menos que Carlos Alberto Montaner, "escritor" estrella de ese periódico. Cuando escribe, siempre hace referencia a la Revolución Cubana para insultarla, atacarla y proponer una invasión militar; no es extraño que pueda estar hablando de la economía japonesa y termine insultando al Jefe del Estado cubano. Este personaje suele visitar con frecuencia Costa Rica, donde siempre es bien recibido por los políticos y la prensa de derecha. Gracias a este 'respaldo' presume de intelectual y democrático, y aparece en ese medio como un defensor de los derechos humanos. Todo esto porque nadie en Costa Rica se ha molestado en desenmascararlo e informar lo que realmente es: un agente de la CIA, vinculado a los grupos cubanoamericanos terroristas de Miami y que desde Madrid -donde reside- ha estado inventando y financiando a los grupúsculos de disidentes (automarginados sociales) en Cuba, quienes estuvieron dispuesto a hacer lo que se les exigiera a cambio de algunos dólares, y de la ilusión de llegar algún día al paraíso estadounidense.
Sin ningún pudor y pretendiéndose un entendido en medicina, diagnóstica los supuestos males que el Presidente cubano -en su opinión-, sufre. Se trata de un dictamen grave. Si el lector no supiera a quien se está refiriendo, podría pensar que se trata del Papa Juan Pablo II. Al agotársele las invenciones clínicas, procede por su cobardía intelectual, a lo que como buen agente de la CIA, mejor sabe hacer, que es insultar. Cualquier persona sensata que lea sus escritos, los tomaría -únicamente- como la expresión visceral de la ignorancia del "doctor" Montaner.
Los lectores críticos de los medios, identificados con un periodismo responsable y honesto se preguntan: ¿Si la salud del Presidente cubano fuera como prescribe este galeno, entonces quién fue el que habló el pasado 5 de diciembre de 2003 en la escuela primaria "Marcelo Salado", de Cárdenas con gran pedagogía y lleno de vitalidad?¿Quién fue el que pronunció el discurso del 45 aniversario del triunfo de la Revolución Cubana, en el teatro "Carlos Marx", el 3 de enero de 2004 con tanta lucidez? Ambos, por su contenido histórico, analítico y por su significado político generaron reacciones positivas de los sectores intelectuales de América Latina, USA y Europa. ¿Ignorará el médico Montaner estos discursos y reacciones?
Interroguemos sobre algo más reciente: ¿Si así fuera de grave la salud del Presidente cubano, entonces por qué el 21 de enero de este año sostuvo un animado y fluido diálogo de cuatro horas con los 630 estudiantes y profesores de 234 universidades y de otros altos centros de estudios norteamericanos participantes en el Programa Semestre en el Mar, en el Palacio de las Convenciones? Esta fue la séptima oportunidad que el Presidente cubano se reunió con un contingente de estadounidenses de este Programa educacional auspiciado por la Universidad de Pittsburg, que por décima vez visita a Cuba.
Pregúntense el lector ¿qué otro Presidente en el mundo es solicitado para este tipo de encuentros? De esto no hablan, ni la prensa ni los periodistas cautivados por el imperio. Montaner y su séquito de terroristas se defraudaron al saber que los visitantes dijeron sentirse sumamente honrados por la reunión con el Comandante en Jefe, catalogada de oportunidad especial, y satisfechos por haber conocido hospitales, museos, escuelas, lugares históricos, culturales, y sobre todo, por la interrelación con el pueblo y el mundo universitario. Hasta la fecha casi siete mil estadounidenses han visitado Cuba mediante el Programa Semestre en el Mar. Y sobre estas visitas, el académico Brandt transmitió su certeza de que irán dando luces al pueblo estadounidense sobre la verdadera realidad de Cuba. Pero el agente de la CIA no habla de esto.
Si el Presidente de la Mayor de las Antillas padeciera de todos los males dictaminados por el médico Montaner, entonces ¿por qué Fidel Castro en sus visitas a algunos países (Brasil, Venezuela, Paraguay, Argentina) sigue dando muestras de vitalidad física y mental, no solamente por el tiempo en el uso de la palabra, sino también por la rigurosidad del contenido de sus discursos? ¿Por qué despierta enormes simpatías y ovaciones de los pueblos como ningún otro presidente? Llama la atención que, en cada país que visita, es recibido por gente que expresan su solidaridad hacia la Revolución Cubana. Mientras que, cuando Bush hijito (amigo de Montaner) visita algún país, la gente lo 'recibe' con manifestaciones de protestas, iras, insultos y repudios (como sucedió recientemente en México). Más de un presidente desearía tener los conocimientos y la cultura que posee el Presidente cubano y de saber exponerlos como él los hace.
Si Fidel fuera como señala la "fortuna juvenil" de Montaner, entonces ¿por qué él y sus socios terroristas de la CIA y de Miami se han desvelado tanto por asesinarlo, y ya llevan más de 600 planes de atentados contra el Jefe del Estado cubano? Insultar como hace este mozo es propio de quienes carecen de ideas, de aquellos que no pueden demostrar sus afirmaciones con razones, de los que se han quedado huérfanos de pensamiento y los domina la sequía mental y el odio asesino. A este tipo de escribidores, un medio como La Nación -que presume de prestigioso- le da espacio para mentir, calumniar e insultar. Sus artículos son un completo desprecio por la verdad histórica y no poseen una mínima seriedad intelectual.
Al referirse a los acontecimientos de abril del año pasado en Cuba, dice el iluso Montaner: "fusilaron a tres muchachos negros por robarse un bote y cayeron como una tromba sobre casi un centenar de opositores pacíficos, condenándolos en juicios relámpagos a penas hasta de 28 años de cárcel. El más notable era Raúl Rivero, el principal poeta de Cuba, pero las biografías de los 75 demócratas internados en las prisiones eran todas parecidas: periodistas, escritores, bibliotecarios, economistas, activistas de derechos humanos"
Miente cuando señala que fueron fusilados por robarse un bote. Los hechos nos revelan que fueron sancionados a la pena de muerte, por secuestrar una embarcación con 36 personas a bordo, entre ellos mujeres y niños, a quienes amenazaron de muerte con armas blancas o de fuego, eran personas con prontuarios penales pésimos. Estos secuestradores nunca desistieron de sus propósitos a pesar de las advertencias y el esfuerzo que se hizo en ese sentido. Las 36 personas que mantenían como rehenes pudieron ser rescatadas sin una sola herida gracias a la habilidad de una de las dos turistas francesas que se arrojó al agua y a la serenidad y responsabilidad con que actuaron las autoridades cubanas. ¿Si se hubiera usado la fuerza para detener a los secuestradores cuántas personas hubieran sido lesionadas? ¿Cuántos hubieran perecido en alta mar si la embarcación hubiese anegado?
De manera que no se les fusiló por ser negros, como insinúa el escritor estrella. Tampoco eran unos ladroncitos como trata de minimizar el "analista". Darles este calificativo solamente es propio de personajes siniestros como Montaner acostumbrado a atentados terroristas de mayor envergadura, como las que suelen hacer sus amigos de la mafia cubanoamericana de Miami y de la CIA. ¿Por eso se olvida que el secuestro es un delito de terrorismo según la propia legislación internacional?
Los 75 detenidos tampoco eran opositores pacíficos; todos estaban comprometidos -lo admitieron en los juicios- en planes subversivos para dañar la soberanía nacional cubana a favor del imperio (Estados Unidos). Esto es severamente sancionado en cualquier país de derecho. Tampoco fueron juicios relámpagos; se efectuaron 29 juicios a 75 personas, a los que los tribunales impusieron entre 6 y 28 años de privación de libertad. Estos juicios se hicieron con respeto absoluto a la legalidad y a las garantías de los procesados. Los procesos penales se instruyeron con carácter sumario, en virtud de la Ley 5 de 1977, o Ley de Procedimiento Penal, procedimiento que no es exclusivo de Cuba, sino que está en más de 100 países, incluido Estados Unidos. Este tipo de proceso no niega las garantías de los acusados, sino que todos tuvieron un debido proceso, garantizado por las leyes cubanas. Todos los inculpados conocieron de los cargos que les imputaban y tuvieron la posibilidad de alegar en cada uno de los juicios. Todos tuvieron representación legal, con abogados defensores elegidos por ellos o de oficio. En total fueron 54 los letrados, de ellos 44 designados por los acusados y sus familiares y solo 10 de oficio. Cada abogado tuvo el derecho de ser escuchado, por tribunales que ya existían, o sea, que no fueron creados especialmente para estos casos y por jueces que ya estaban en sus cargos desde antes. Todos tuvieron su vista oral, donde además de exponer sus ideas, respondieron preguntas, ya que en Cuba estas vistas orales son obligatorias. Pero no solo tuvieron vista oral, sino que fueron públicos, ya que participaron cerca de 100 personas en cada uno de ellos, un total de casi 3.000 personas, entre familiares, testigos y peritos. Fueron los tribunales los que autorizaron a las personas que participarían. Los abogados por su parte tuvieron acceso a los expedientes antes del juicio. Ninguno fue sometido a celda de castigo y ahora todos tienen derecho a recurrir las sentencias.
El "letrado" Montaner, exabruptamente habla de Raúl Rivero como el principal poeta de Cuba. ¡Una verdadera novedad! Podrá ser el principal (poeta) de aquel grupo de automarginados sociales con escasa educación, o del convulsionado Montaner que por lo que dice es un gran indocto de la poesía cubana. A los otros mercenarios, los declara demócratas, y miente cuando dice que son periodistas, escritores, bibliotecarios, economistas y activistas de derechos humanos. En realidad esta gente vivía en completa falsedad. Supuestamente eran 37 los periodistas encausados, pero los que estudiaron o lo ejercieron en algún momento fueron solo 4. Se demostró que la mayoría de los inculpados no trabajaba, en algunos casos, por años. El "analista" se olvida de que Cuba es un Estado de derecho y por eso a los enjuiciados se les aplicaron las leyes por dañar la soberanía nacional cubana a favor de una potencia extranjera. Pretende identificar como periodistas a quienes bajo ese ropaje - verdaderos harapos de la indignidad- trabajaban en la Oficina de Intereses de Estados Unidos, a sueldo de un país extranjero.
El escribidor no dice nada de los documentos donde se demuestra la culpabilidad de cada uno de los encausados, cómo recibían dinero y regalos, así como materiales. Es tanto el apoyo brindado, que esta gente contaban con pases para entrar a cualquier hora en la Sección de Intereses de Estados Unidos, y por diferentes vías recibían dinero. A uno de los inculpados se le descubrieron 13.600 dólares en el forro de un traje, mientras otro escondía casi 5.000 dólares en una frasco de medicina. Uno de los acusados, Osvaldo Alfonso, declaró durante el juicio que él y los otros habían sido utilizados por la Sección de Intereses en trabajos a favor de los Estados Unidos. En carta recibida por Osvaldo y remitida por Carlos Alberto Montaner, este le manda dinero y le dice que lo llamarán "unos amigos españoles de alto nivel para hablar del Proyecto Varela". A este cacareado Proyecto Varela se le ha dado bastante publicidad en algunos países de Europa, pero no es sino parte del plan de subversión contra Cuba y no tiene el menor asidero en las leyes cubanas.
Sin duda que al trastornado Montaner y a su fauna les debe seguir perturbando la publicación del libro "Los disidentes", en el que los autores Rosa Mirian Elizalde y Luis Báez, con los testimonios de doce agentes de la Seguridad del Estado cubano -infiltrados durante años en los grupúsculos mercenarios y contrarrevolucionarios que el imperialismo financiaba- aportan pruebas contundentes del engaño y servilismo, donde son recurrentes los términos de dinero, egoísmo, ambición y hasta la vergonzosa cesta que en la SINA provocaba desorden entre los mercenarios. En el texto el mismo el "demócrata" Montaner queda complemente desenmascarado por su participación en planes subversivos contra Cuba.
Como puede verse estamos ante un "escritor" falaz, que por ejemplo no dice nada del financiamiento de más de 1.200 horas semanales de radio contra Cuba; que calla del envío de materiales a los grupos contrarrevolucionarios, a los que se han enviado unos 22 millones de dólares para estos fines (aunque las propias autoridades estadounidenses reconocen que la cifra es solo una mínima parte de los fondos canalizados con ese fin, porque la mayor parte para la subversión se hace por vía secreta.)
¿Por qué este individuo no dice nada de los más de 2.000 presos en cárceles norteamericanas de los cuales no se les conoce ni siquiera el nombre? ¿Por qué este defensor de los derechos humanos -con La Nación y la SIP- no han dicho nada al respecto?¿Por qué este agente de la CIA no dice nada de la ejecución a Charle Singleton, de 44 años, en Arkansas (USA), a quien se le había diagnosticado una esquizofrenia paranoide? Se le ejecutó con inyección letal pese a los ruegos de organismo de defensa de los derechos humanos, como la Unión Europea y Amnistía Internacional, que subrayaron la crueldad de quitar la vida a alguien con problemas mentales.
Como sabemos, los traidores no tiene patria y éste es uno de ellos, por eso calla -y La Nación con él- el injusto encarcelamiento de los cinco héroes cubanos que estaban insertados en distintos grupos terroristas de Miami, desde donde obtenían informaciones sobre sus planes para enviarlos a su país, con el objetivo de impedir esas acciones que tenían como fin producir muerte y dolor en Cuba. ¿Cuándo leeremos algunas observaciones de este "analista internacional" sobre sus compinches, la mafia terrorista cubanoamericana, dirigidos por la CIA, cuyo objetivo durante 44 años ha sido destruir por cualquier medio el proyecto socialista con cientos de actos terroristas con el financiamiento y conocimiento de autoridades estadounidenses? Las cifras señalan que los atentados contra el pueblo cubano costó la vida de 3.478 personas y causó la incapacidad de 2.099. En la década de los 90 los grupos terroristas realizaron más de 200 acciones contra Cuba.
Por eso surgen las preguntas ¿Por qué La Nación publica las vilezas de un terrorista? ¿Por qué propaga las ignorancias y extravíos de este servil individuo? ¿Por qué tanta infamia y odio contra Cuba en sus páginas?
Abner Barrera Rivera
Profesor de Estudios Latinoamericanos
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